En 1995 más de 8.000 hombres y adolescentes bosnios (musulmanes) fueron asesinados en Srebrenica, una ciudad que había caído el 11 de julio de ese año en manos de las fuerzas serbias de Bosnia. 25 años después, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, recordó este jueves el genocidio de la ciudad de Srebrenica (Bosnia-Herzegovina) que calificó como “el peor crimen atroz” perpetrado en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial e instó a seguir trabajando para lograr una “reconciliación genuina”.
La masacre marcó un antes y un después en la guerra en Bosnia, que opuso a bosnios, serbios y croatas entre 1992 y 1995. El conflicto dejó más de 100.000 muertos y 2,2 millones de refugiados y desplazados.
La caída del enclave
La caída del enclave
Desde el principio del conflicto en Bosnia, en abril de 1992, las fuerzas armadas serbias asedian Srebrenica, una ciudad de mayoría musulmana en Bosnia oriental, a 15 km de Serbia.
En abril de 1993, en un último intento para evitar la caída de la ciudad, la ONU declara como “zona de seguridad” un enclave de 148 km2 y despliega allí Cascos Azules encargados de asegurar la protección.
Pero el 11 de julio de 1995, Srebrenica cae en manos de las tropas del general Ratko Mladic, el jefe militar de lo serbios de Bosnia, partidario, como su alter ego político Radovan Karadzic, de un “República serbia” étnicamente pura.
Sin armas y sin apoyo aéreo, los Cascos Azules holandeses de la Forpronu (Fuerza de Protección de Naciones Unidas) se repliegan en la base vecina de Potocari, donde se ven sumergidos por la llegada de miles de civiles que esperan protección pero a los que dejarán evacuar.
La matanza
La matanza
Los días siguientes, las fuerzas serbias de Bosnia separan a los hombres y a los adolescentes musulmanes de las mujeres y se los llevan en camiones y autocares para ejecutarlos.
Centenares de hombres que huyeron a los bosques cercanos son capturados y asesinados.
Las excavadoras empiezan entonces a enterrar los cuerpos en fosas comunes.
La mayoría de fosas fueron abiertas más tarde con buldóceres para desplazar los cadáveres y disimular el alcance del crimen.
En pocos días la matanza dejó más de 8.000 muertos.
Los primeros testimonios reunidos por las organizaciones humanitarias apuntan a las atrocidades cometidas por los hombres de Mladic.
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